Mareada por la humedad del de las calles, viajé taciturna entre la ciudad, aquella que desaparecía con las sombras de la vaguedad de la noche...y que ensordecía las suaves caricias del atardecer...
Vientos serenos caminaban junto a mí, mientras las estrellas reflejaban mi mirada en su brillo nocturno. Quizás un suave abrazo hubiera calmado mi nublada alma...
La ilusión de encontrar ante mí unos ojos de luna nueva hacía más efímero el camino... sin embargo, aquel remoto espejismo que dibujó mi mente, se disolvió en un instante... y la noche me abrazó con su abrigo, en una desolada mirada ante los parajes del cielo...
La ilusión de encontrar ante mí unos ojos de luna nueva hacía más efímero el camino... sin embargo, aquel remoto espejismo que dibujó mi mente, se disolvió en un instante... y la noche me abrazó con su abrigo, en una desolada mirada ante los parajes del cielo...
Quizás debí guardar la sal de mis ojos para otro momento...quizás sólo debí caminar y guardar el silencio...
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