Quizás esta noche sea demaciado fría como para desgastarla con mis pesares, quizás demaciado hermosa como para no utilizarla en mis temores...
Mi reflejo se congela en el cristal del silencio, como una imagen traslúcida que se mezcla con las obsoletas figuras de la noche.
Las luces intentan calmar esa álgida oscuridad que adorna la ciudad, mientras pequeños soles decoran la terraza, aquella en la que pareciera sentarme, confundiendo los parajes de esta fría habitación.
Quizás debiera avanzar y desatar los nudos que sostienen aquellos velos, ocultando mis ojos que me observan desde el silencio. Sólo un cristal, una pared que entorpece el camino, pero necesaria para no dejar entrar el hielo nocturno.
Pero de nada sirve esconderme de mí misma, puedo desaparecerme con un sólo movimiento de mi mano...pero no podré verme más, ni nada de lo que me rodea en estos instantes...
Es ese temor a desaparecer el que aflige mis palabras?
Estar lejos de mi mundo me hace pensar demaciado...pero más que pensar, me hace sentir lo que realmente valgo.
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