Mi habitación está vacía, fría y húmeda. Mis labios se congelan en dulces cristales del amanecer, mientras mis sueños se revuelcan en el aire, dibujando en las paredes estrellas infinitas, sonrisas perfumadas que colorean mi piel y mis sentimientos agolpados ante un nuevo sol. ¡OH Dios!, ¿qué expresaría mi imagen? al caer en el sentimiento del no querer llegar a ser orate…
Mi habitación, vacía se queda, pero quisiera volverla cálida y plena. Es mi añoro convertir el sueño eterno de mi "sereno" en algo más que un atardecer, por que es tan obvio ese camino, que no sabría como ceder... ¿Cómo sacar el sueño y esa sonrisa eterna que me vuelve con el amanecer?
Fotografías se abalanzan sobre mí, fuera de la extraña soledad que agolpa mi puerta, y que se vuelve una compañía en mis lapsos de perplejidad. Quiero hacer soñar mis estrellas pero, como el refrán "del dicho al hecho", es algo que sé y a la vez me desconcierta comenzar.
¿Cómo mirarte a los ojos y entregar este suspiro que aprisiona mi ser?
Es demasiado vértigo acariciar la locura, demasiadas ilusiones cayendo con la lluvia... Voy tejiendo palabras con hilos de olvido, desenredando los recuerdos, sintiendo sus sonidos... Quisiera que el invierno me trajera la magia de sus latidos, más esta fría noche calcome mis pensamientos y extiende sus versos sobre la soledad abismante de mis sentidos...
Pero, en el lapso siguiente, pienso en la mejor compañía de mi propio cariño, ¿quién le escribiría a la dama de honor el poema, de la plegaria de su vida? Soledad me habla pero no la quiero escuchar, me entrega un pasado efímero, algo digno y no digno de olvidar. La lluvia es mi racconto, mis palabras crean más de una nueva estrella fugaz. ¿Temo alcanzarla? Mis recuerdos nublan todo pensar…
Quizás el mar me entregue una respuesta, una brisa certera que me devuelva el afán, más la noche cubre sus olas, aquellas que el viento no quiere despertar. La arena se desliza entre mis manos, calcome el frío de mis huesos y mi pensar... quisiera que por un instante la luna iluminara mi mirada, pero las nubes de mi mente no me permiten volar, no me permiten de esta utopía despertar.
El mar, con toda su mirada desafiante a mi destino, sabe que es necesario recorrer y poder consentir más de un camino. Es la paradoja de la vida, desde mi infancia, hasta mi última salida. Las olas no despiertan, las olas no humedecen los cambios de mis sentidos. Y si solamente quiero decir y hablar que en el fondo estoy vivo (?). Quiero ver el campo de mis molinos, quiero ver el retrato perfecto de mi cielo, de mi destino. Cierro los ojos una vez más... siento el perfume divino, un nuevo hálito de vida, un nuevo suspiro...
Quizás sea el momento de mirar tus ojos, de olvidarse del olvido. Talvez sea el momento de guardar el silencio en un beso, de entregarte las estrellas que dibujé en mi camino...
Ya no queda otoño que acompañe mis tardes, ya no hay colores expandidos, sólo queda un tono gris etéreo, sólo queda este triste y dulce invierno.
~Autor(es) Pez Demonio & Moncho MM~
Esta obra es publicada bajo una licencia Creative Commons.
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